A veces me olvido,
por andar pensando en ti.
A veces me dejo,
por andar pensando en ti.
A veces envejezco.
A veces en silencio.
Por andar pensando en ti,
hombre privilegiado,
hombre frecuente,
me tiemblan los párpados,
siento voces en la sangre,
me pongo impaciente.
No es reclamo personal,
solo a veces,
cuando pienso que el amor no es amor,
sino miedo.
Ya es de noche otra vez,
por andar pensando en ti.
Noche cenicienta y pequeña,
que por andar pensando en ti
se convierte en
lucidez femenina,
y circular.
Ladran los perros,
truena el cielo,
pasan los carros
y mis zapatos por el suelo,
cuando ando
pensando en ti.