Powered By Blogger

miércoles, 28 de marzo de 2012

Miel

Le hubiera dicho mil cosas, le hubiera dicho que le molestaba que lo siguieran las mujeres como garrapatas por la calle, que su abirgo era una talla más chica y no se le veía bien, le hubiera explicado el recorrido corto para llegar de su casa a la de ella y la ropa adecuada para ir a la playa. El le habría contestado con risas sarcásticas o con un rotundo "no me importa" y hubiera acabado la conversación con la dirección de la tienda con el aguacate más fresco y barato. Pero no dijeron nada. Juntaron sus labios como para taponear las palabras, porque los dos sabían que no eran necesarias, los dos sabían que tantas palabras eran la pura representación de no saber qué hacer con tanto querer.

No hay comentarios:

Publicar un comentario