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domingo, 30 de septiembre de 2012

Blues


ni los grillos
ni la lluvia
ni el polvo

ni la piedra
ni el frío
ni el poeta

solo el blues y los fantasmas
pasando por mi estómago
agrietándome las medias

ni los patos
ni la calle
ni el asombro

ni los cometas
ni la ternura
ni la tierra 

solo el blues y las memorias
descendiendo la escalera
transformando cualquier cosa
aceptando tanta espera

ni la joven
ni los nervios

ni lo blanco
ni lo negro

solo el blues
que nombra espuma
solo el blues
que es mi remedio






sábado, 29 de septiembre de 2012

Remedios terrenales


Son remedios terrenales los que yo necesito, son puntillas más filosas, son experimentos con los ojos, son ruedas y distancia, son cortinas transparentes, son guantes de terciopelo y poder pagarle al sol, son inviernos y tocar la nieve, son orejas recién horneadas, son pulmones sin humo, son puñados de cosas picantes y atrevidas, son lentes y oscuridad, son palabras, son polvos y especias, son adornos de la selva, son danzas y teatro, es el arrullo de los pájaros, es continuar como serpiente dejando una suave y constante marca en las arenas del desierto.
¿Para qué otra cosa los dioses me enviarían la juventud, si no es para intentar conseguir pagarle al sol y tocar la nieve, o descubrir palabras y danzar en la distancia?  
Remedios terrenales que se van remediando cada día…

Tentáculos


Se tentó los hombros, como si tuviera tentáculos. Se tentó los hombros pensando en ella, por lo tanto, en él.
Se quitó unas vendas que ya no necesitaba y su piel sintió la exhalación de la tierra, por lo tanto, la de él.
¡Qué armonía su piel! Es decir, qué armonía los cuerpos, qué armonía pensar en que sus dedos bien podrían ser los de él, y por lo tanto, lo son.
Se tentó después la cara, como descubriéndola de nuevo e inhaló la dulce peste de toda la ternura del mundo, por lo tanto, lo inhaló a él. 
Toda la noche, como si tuviera tentáculos y nariz de lobo, alcanzó a cubrir el mundo, es decir, lo alcanzó a él. 

Ciudad espiral


Hoy vi pasar un hombre vestido de vagabundo. A pesar de su pie derecho vendado, con una bolsa sujetada por nudos, cojeaba poco. El hueco sin pelo en su cabeza me dijo que alguna vez se hizo mucho daño y mil historias surgieron en mi mente.
Se agachaba cuando veía una colilla de cigarro, verificaba si aún tenía tabaco para fumar, pero en ese tramo, no tuvo suerte.
Pensé que tal vez algún día yo podría estar en la misma situación. Los giros que da la vida siguen formando un espiral.
Pasó al lado de mí, de mi cigarro prendido y se le quedó viendo, tranquila pero tristemente. Pensé en darle mi cajetilla o un par de cigarros al menos, pero mi mano no entró en mi bolsa, se quedó paralizada, hipnotizada, fumigada por no sé que demonios.
Un fuerte viento me azotó el cabello en la cara y estuve ciega unos segundos.
Al volver mi vista, el hombre vestido de vagabundo ya estaba del otro lado de la calle, lleno del sucio polvo de esta cruel ciudad.
Mi camión llegó soltando chirridos y humo negro y, como un pequeño y torpe robot, me subí en él.
Llegué a mi techo cálido, a mi cocina de mangos y guayabas, pero igual que aquel hombre, llena del sucio polvo de esta ciudad espiral. 

jueves, 27 de septiembre de 2012

Acampo para ver llegar



Vengo acampando
y me mantengo fiel a lo que no sé
mis labios me hablan del frío
como una guerrillera durmiente
acampo para ver llegar
pero lo único que he visto es el rocío
que cae con el tiempo
como todo lo vivo

Vengo acampando desde hace días
y me mantengo fiel a lo que canto
lavando mi ropa en el río
como si existiera dios
acampo para rezar a primera hora
pero rezo sin emitir sonido
rezo en silencio
como todo lo vivo.

miércoles, 19 de septiembre de 2012

Valiente


Mi piel está tersa,
mis dedos, fríos
Me pusiste una canción
que me lame las orejas
Mis ojos, calientes
mis labios, húmedos
Mi nariz se siente valiente,
¡se dejaría tocar!
Me sonrojo porque lloro,
prefiero apagar la luz
Mi piel está tersa
¿Y tus dientes?
Tus dientes se dibujan
como las teclas de un piano,
como si pudieran volar
Me aprieto el cuello:
mis dedos fríos         
mi nariz valiente,
Deberías llegar.

sábado, 15 de septiembre de 2012

Lagartos heridos.


Inmenso toqueteo
de dos lagartos heridos

Se cubren primero
con sus colas
con lo que pueden

Se ven a la distancia
Cambian un poco su color

Igual de temibles son ambos
igual de espantosamente sabios

Pasan tres horas, tres días, tres años

Se juntan
se pegan
Y esperan
a que el otro
de la primer mordida.  

Cuando uno está solo


Mi pelo tapa mi pecho, lo veo en la sombra.

Se vuelve innecesaria la ropa cuando uno está tan solo y sabe que nadie lo vendrá a visitar. Se vuelve innecesaria la luz (cuando uno conoce su casa a la perfección). Se vuelve innecesario tener horas exactas para comer y se puede saltar el desayuno sin voces de desapruebo. Se puede cumplir el sueño adolescente de tomar alcohol en lunes y dormir todos los días tarde. Van cambiando los sueños, va cambiando el adolescente.
Se puede preparar buen café o mal café, cualquiera de los dos será bebido. Se puede fumar y fumar y fumar lo que sea. Se puede llorar. Se puede destrozar el cerebro en dos minutos y volverlo a construir en diez. Se puede reir. Se puede prender tres velas y cerrar los ojos hasta que se acaben.
Se puede dar excusas increíbles porque nadie sabrá lo que en verdad hiciste. Se puede salir a culquier hora, se puede llegar. Se vuelve claro el espacio. Se abre la mente, se comparte con uno mismo. Se deja de pedir ayuda porque se sabe que no llegará nadie pronto. Se siente más importante la música. Se desprecia y se ama la tecnología.
Le duele a uno, le duele a veces estar solo, pero se alegra, se alegra uno de estar solo. Se puede volver loco.

Mi pelo tapa mi pecho, mi sombra me contó.  

Que bonita
se siente
se ríe
se rinde
burbujea
Me guía
pero soy yo
Me traba
pero soy yo
Se carcajea
me acorrala
me burbujea
pero soy yo.

jueves, 6 de septiembre de 2012

La abuela.


Le piden que recoja a su abuela del trabajo. Su abuela aún trabaja en un hospital que está casi en el centro de la ciudad, un hospital del gobierno que está en paro por falta de pagos. La abuela le cuenta eso en el camino, le explica, como si ella siguiera teniendo seis años, que el último gobernador del estado robó mucho dinero, que, para que le hicieran un préstamo grande antes de irse, hizo que todos los trabajadores del sindicato se cambiaran de banco, hizo que firmaran muchos papeles sin explicar de qué se trataba, pero que al final un ejecutivo del hospital impidió que sucediera ese espantoso acto. Platican un poco sobre las huelgas, los hospitales y las escuelas.
Le pide la abuela a la nieta que le cuente cómo está. Ella responde positivamente pero no puede dejar de pensar en el aspecto de la abuela. Su abuela nació con un ojo disparatado, un ojo loco, un ojo que como buen rebelde, se dirige a la dirección no establecida. Y, extrañamente, a diferencia de cualquier otra persona visca, el ojo loco de su abuela le da un aspecto confiable, amigable, hasta tierno. Su abuela se alegra de que ella está bien, de que su padre y sus hermanas están bien, se alegra, más que nada, de que hay sinceridad en las palabras de la nieta.
Se ven seguido, pero parece que no platicaban hace tiempo.
Su abuela le abre el portón mientras ella alinea el carro para meterlo a la cochera, cruza como un venado indefenso pero feliz que se queda unos minutos observando la luz de los faros y pone una mano delante, como si la nieta fuera capaz de no verla o de querer atropellarla.
La nieta, sintiendo caliente el corazón, sonríe. Mete el carro y cierran juntas el portón.
Antes de entrar a la casa, las dos se agradecen todo, bajo la luz nocturna, con una mirada loca, una mirada de amor.  

sábado, 1 de septiembre de 2012


Solo ten cuidado
y tómame de la mano
aunque nos suden...
aunque se entuman...
aunque a veces me 
quieras matar...

El cuidado debe estar
en no olvidar
que nos pertenecemos
y que a nadie quiero igual.